Me
dejo mecer por tus aires acurrucado en tus nieblas. Nado sobre tus
corrientes en busca de aquellos horizontes añorados en mi juventud,
horizontes que nos hicieron fuertes para soportar los envites del
camino. Miro a través de tu mirada escudriñando los recuerdos y los
hálitos de vida que nos insuflamos mientras sigo robando aire
viciado de colores de vida. Paso los días paginando cada instante,
colocando rosas de esperanza entre tus hojas para encontrarlas
ancladas a mis letras en los lejanos futuros forjados a base de
golpes de esfuerzos; cincelando cada instante para hacerlo tuyo y
poder contemplar nuestros logros y sentir los aplausos frenéticos
del alma. Cargo mi maleta de cueros arañados por los días,... mas he dejado de sentirla llena de imposibles y la paseo sin complejos,
entre tímidas gotas de primavera, y aromas a romero y azahar que la
convirtieron en dulce compañera de viaje.
lunes, 17 de diciembre de 2012
martes, 26 de junio de 2012
42 VERANOS
Me
ha dicho un buen y queridísimo amigo, tan queridísimo como poco
objetivo con todo lo que hago, que hoy, día de mi cumpleaños
escribiese algo sobre mi, y a ello me he puesto. Llevo todo el día
clamando porque las musas enciendan mi mente, pero parece ser que
deben encontrarse celebrando por todo lo alto mis recién estrenados
42 veranos y voy a tener que apañarme sin su ayuda. Algunos y
algunas ya me conocéis, lo que puede ser bueno o tremendamente malo,
pero voy a intentar ser sincero y claro.
Si
tuviese que decir qué significa para mi cargar con 42 tacos a las
espaldas, no podría ponerme excesivamente bucólico ni describir lo
hecho hasta hoy con palabras rimbombantes, ya que no es más que otra cifra,
aunque también he de decir que de las supuestas fechas señaladas no
me quedaría más que con el día en el que cumplí los 4 y los 18
(parece que fue ayer, joder), las demás, los 20, los 25, los 30, e
incluso los 40, no han sido más que eso, fechas y días que dejas
atrás sin el mayor miramiento. De las dos fechas que me guardo, lo
hago porque los 18 me demostraron que nada cambiaba, al contrario de
lo que yo pensaba, que cuando fuese mayor de edad me iba a comer el
mundo; y los 4, ...los cuatro me los guardo porque el día de mi
cumpleaños nació mi hermano y es el único regalo de cumple de
todos los que me han hecho desde entonces que sigo disfrutando
después de tantos años. Como todos y todas he sido feliz en
ocasiones y me he sentido tremendamente apenado en otras, y no creo
que por eso sea diferente de la gran mayoría de las personas. Suelo
ser optimista por naturaleza, pero también tengo días en los que no
encuentro sentido a nada y no sé que narices pinto en esta
insignificante bolita azul que gira por el universo ajena a nuestros
quebrantos. Pienso en ocasiones, que la vida es un traje que me viene
excesivamente grande, por más que me empeñe en vestirme de valiente
y capear los temporales que yo solito provoco, pero bueno, si no creo
en 'supermanes', no voy a pensar que yo soy uno de ellos.
Nací
en tierras del norte, en Baracaldo y aunque simplemente estuve allí
apenas dos añitos, existe un algo que me une a esa tierra y cada vez
que voy me siento como si estuviese en casa; no sabría explicarlo,
pero como lo siento lo digo. Después nos acogieron tierras
murcianas, donde sé que hice tremendamente felices a algunas
personas ¿verdad Manolo? y ellos me miraban con la esperanza de que
mi vida fuese una eterna sonrisa plagada de luz y que cuando no fuese
tan benigna, supiese resolver mis problemas y aclarar mis dudas (dudo
si he conseguido esto último).
Por
lo demás soy un tío de lo más básico, me rapo la cabeza, tengo
una barba que procuro cuidar, hago unos nueve kilómetros diarios
cuando mi rodilla izquierda me lo permite, escribo cada vez más para
mi, cosas que no enseño a nadie; hago fotografías con una Canon 50
D que es una maravilla, tengo una Suzuki GSR 600 con 100 caballitos
que me tiene 'enamorao' (¡¡DIOOOOSS como me gusta ir en moto!!!!),
me encanta el color azul, el número 38, hacer ilusionismo con cartas, tengo un tatuaje en un
hombro y otro que me cruza la espalda que es una frase escrita en
árabe con una caligrafía preciosa, conduzco un Audi 80 del año 93
que dice mi hijo que es un zarrio (listo que es el niño), tengo un
trabajo que me encanta (mal 'pagao' por supuesto), prefiero llevar
zapatillas de deporte o botas a zapatos, suelo ir siempre con
pantalones vaqueros, me encanta la velocidad aunque no corro casi
nunca, yyyyyyyyy y bueno, mil simplezas más. Lo típico en un
chavalín con 42 veranitos en la mochila.
Venga,
intentad ser felices, seguro que merece la pena.
sábado, 12 de mayo de 2012
MIRADAS
Hay
miradas que hablan, miradas que susurran a gritos y acarician el
alma, miradas que dicen a voces como afrontar los senderos de los
silencios, miradas que como dagas, penetran en el pecho y ascienden
lentamente hasta ahogar las gargantas.
Dicen,
los que dicen saber, que existen miradas capaces de detener los
tiempos y colmar de sentido la existencia, miradas que abrigan, que
cubren, que calman, que mitigan las miserias de los necios y las
necedades de los míseros; miradas que reman a tu favor apaciguando
los mares que tú mismo convertiste en bravíos, miradas de lunas que
frenan mareas, que iluminan abismos, que encienden hogueras,... que
ocultan estrellas...Dicen, los que dicen saber, que sólo el espíritu
más limpio es capaz de albergar la nitidez y la verdad de la mirada
verdadera, de aquella mirada que se tatúa en la mente y acompaña
hasta el definitivo adiós de los días. Me dijeron, los que dicen
saber, que no llorase por no saber soportar el peso de mis cobardías,
que mirase,...que me bañase en tus ojos para limpiar la ruindad de
mis acciones y me sintiese feliz por tenerte. Ahora, noto el calor de
tu mirada, me siento arropado de dicha y sé que podré partir en paz
cuando la caprichosa parca me tienda su irrechazable mano.
Sólo
puedo decir una cosa, sé que no es mucho, pero la daga teñida de
llanto ahogó mi garganta: GRACIAS HIJA
sábado, 24 de marzo de 2012
NUEVOS CAMINOS
Era tarde pero la madre de Cesar me llamó en cuanto llegaron a casa tal y como le había dicho yo que hiciese, por lo que la hora era lo de menos. Llamé a la puerta del adosado en el que viven y fue ella misma la que me abrió la puerta.
- Hola Ricardo, sé que es tarde, pero como dijiste que te llamase nada más llegar, pues...bueno, además Cesar tiene muchas ganas de verte ¿quieres tomar algo?
- Hola Laura ¿qué tal? No gracias he cenado ya y no me apetece nada. Gracias por llamarme enseguida ¿y Cesar?
- Está en la cocina, pasa te está esperando.
Recorrí el largo pasillo que daba acceso a la gran cocina que tenía la casa y desde la puerta me quedé un instante mirando a mi buen amigo que de espaldas a mí, bebía de una enorme taza de color blanco mientras escuchaba por la radio un programa deportivo. Me acerqué a él y le di un toque en el hombro derecho.
- Querido Cesar, se nota que has cogido peso ¿te cuidaron bien, eh?
- ¡Ricardo! que alegría, pero si no te he oído entrar. Escuché el timbre pero pensé que sería mi padre que salió a comprar algo de comida al restaurante chino ese, ya sabes como es él con la comida china. Pero ¿cómo estás? ¿y los niños y tu mujer? Porque me ha dicho mi madre que has tenido otro nene ¿no? ¡joer tio! ¿y el pelo? ¿lo estás donando? Vaya ritmo que llevas, cuéntame, cuéntame ¿te compraste el coche? ¿y la moto?
- Tranquilo, tranquilo que te va a dar algo ¿tú qué tal?
- Bien, bueno algo tenso pero bien.
- Has engordado ¿eh cabroncete?
- Buffff, ten en cuenta que me fui con 45 kilitos de nada..vamos casi cadáver.
- Ya, se te ve mejor, mucho mejor y además tienes color de cara.
- Pero siéntate chaval, siéntate ¿y el niño? ¿no se parecerá a ti el pobre, no?
- Pues sí, es clavaito a mí ¿qué pasa? No pierdes la costumbre de meterte conmigo ¿eh querido Cesar?
- Pobre nene, con lo guapa que es la madre...te he echado de menos ¿sabes?
- Ya, pero te fuiste muy enfadado conmigo.
- Me enfadaba con todo aquel que tuviese la osadía de querer abrirme los ojos. A mis padres los tenía al borde de la locura ¿sabes que vendí el todoterreno?
- Lo sé, se que vendiste el todoterreno, pero eso es lo de menos, el caso es que hayas conseguido superarlo Cesar.
- Seguro que sí, sino, no habría optado por venirme, creo que estos dos años han conseguido allí lo que no os dejé que hicieseis aquí ¿cómo pude llegar a eso Ricardo, cómo pude?
- Supongo que sin darte cuenta, como tantos otros; arrastrado por la corriente. Pero déjalo, no hace falta que hablemos de ello ¿no?
- Si, si quiero hablar de ello...tengo que hablar de ello ¿recuerdas a Sara?
- Si, aquella chica de Chiclana.
- Efectivamente, pues con ella es con la que comenzó todo. El verano que la conocí es cuando empecé con la mierda de la cocaina; ya sabes, al principio una rayita en las fiestas gordas, después como estaba claro que la controlaba, pues rayitas los Sábados y como estaba clarísimo que estaba todo bajo control pues ¿por qué no comenzar el fin de semana el Jueves y no parar hasta el Lunes? ¿por qué no, si lo tenía todo bajo control? Sara ya no estaba ni estuvo jamás, pero la puta coca no se apartaba de mi ni un instante, la tenía siempre en la cabeza, pero aun así creía que era yo el que la controlaba. Tenía dinero, estaba bien considerado en mi trabajo, era joven, triunfaba Ricardo, triunfaba...vivía a toda leche...pero todo se fue jodiendo y no precisamente poco a poco, no, todo se derrumbó de golpe cuando se mató mi hermano con la moto, entonces ya fue la locura, me metía de todo, me bebía todo y me fumaba todo, estaba loco Richard. Me refugié en esa mierda, me gasté lo mío y lo de mis padres y me habría gastado lo tuyo si me lo hubieses dejado y es por eso por lo que me enfadé contigo, por no querer dejarme los 1000 euros que te pedí aquella Nochevieja.
- Déjalo Cesar, no te tortures, eso ya pasó y ahora estás bien.
- No, no puedo dejarlo, he hecho mucho daño a gentes que me querían mucho y de los que no merezco la ayuda que me han prestado.
- Son tus padres ¿cómo no iban a ayudarte? Te quieren, eres lo único que tienen; os tenían a los dos y en un año casi se quedan sin ninguno ¿crees que lo habrían soportado? No Cesar, tu eras su lucha y al final han ganado. He visto la cara de tu madre al entrar y otra vez tiene la luz de antaño y aunque no he visto a tu padre, si me dices que se ha ido al chino a por comida, quiere decir que vuelve a ser el mismo.
- Si, pero me da pena haberme comportado con ellos como lo he hecho.
- No fuiste tú, sino esa porquería.
- No era yo Ricardo ¿lo sabes, verdad?
De repente y desde la puerta escuchamos a nuestras espaldas.
- Lo sabemos Cesar, lo sabe Ricardo, tu madre y yo...y sobre todo lo sabe también tu hermano que seguro que desde donde esté ha puesto mucho de su parte. Venga, vamos a tomarnos este arrocito y esta ternerita que traigo y ya tendremos tiempo de contarnos de todo ¿no os parece? –nos dijo Andrés, el padre de Cesar-
- Yo ya he cenado, así que ya otro día si eso, pero gracias de todas formas. Me alegra tenerte de vuelta Cesar, pásate por casa y ya verás que niño más guapo tengo ¿a que sí Andrés, díselo tú que no me cree? Bueno, me largo que he venido andando, llámame.
Y allí quedaron los tres, con las caras marcadas por las incertidumbres que su nueva vida les tendía, pero de las cuales bien seguro estoy que saldrán airosos.
- Hola Ricardo, sé que es tarde, pero como dijiste que te llamase nada más llegar, pues...bueno, además Cesar tiene muchas ganas de verte ¿quieres tomar algo?
- Hola Laura ¿qué tal? No gracias he cenado ya y no me apetece nada. Gracias por llamarme enseguida ¿y Cesar?
- Está en la cocina, pasa te está esperando.
Recorrí el largo pasillo que daba acceso a la gran cocina que tenía la casa y desde la puerta me quedé un instante mirando a mi buen amigo que de espaldas a mí, bebía de una enorme taza de color blanco mientras escuchaba por la radio un programa deportivo. Me acerqué a él y le di un toque en el hombro derecho.
- Querido Cesar, se nota que has cogido peso ¿te cuidaron bien, eh?
- ¡Ricardo! que alegría, pero si no te he oído entrar. Escuché el timbre pero pensé que sería mi padre que salió a comprar algo de comida al restaurante chino ese, ya sabes como es él con la comida china. Pero ¿cómo estás? ¿y los niños y tu mujer? Porque me ha dicho mi madre que has tenido otro nene ¿no? ¡joer tio! ¿y el pelo? ¿lo estás donando? Vaya ritmo que llevas, cuéntame, cuéntame ¿te compraste el coche? ¿y la moto?
- Tranquilo, tranquilo que te va a dar algo ¿tú qué tal?
- Bien, bueno algo tenso pero bien.
- Has engordado ¿eh cabroncete?
- Buffff, ten en cuenta que me fui con 45 kilitos de nada..vamos casi cadáver.
- Ya, se te ve mejor, mucho mejor y además tienes color de cara.
- Pero siéntate chaval, siéntate ¿y el niño? ¿no se parecerá a ti el pobre, no?
- Pues sí, es clavaito a mí ¿qué pasa? No pierdes la costumbre de meterte conmigo ¿eh querido Cesar?
- Pobre nene, con lo guapa que es la madre...te he echado de menos ¿sabes?
- Ya, pero te fuiste muy enfadado conmigo.
- Me enfadaba con todo aquel que tuviese la osadía de querer abrirme los ojos. A mis padres los tenía al borde de la locura ¿sabes que vendí el todoterreno?
- Lo sé, se que vendiste el todoterreno, pero eso es lo de menos, el caso es que hayas conseguido superarlo Cesar.
- Seguro que sí, sino, no habría optado por venirme, creo que estos dos años han conseguido allí lo que no os dejé que hicieseis aquí ¿cómo pude llegar a eso Ricardo, cómo pude?
- Supongo que sin darte cuenta, como tantos otros; arrastrado por la corriente. Pero déjalo, no hace falta que hablemos de ello ¿no?
- Si, si quiero hablar de ello...tengo que hablar de ello ¿recuerdas a Sara?
- Si, aquella chica de Chiclana.
- Efectivamente, pues con ella es con la que comenzó todo. El verano que la conocí es cuando empecé con la mierda de la cocaina; ya sabes, al principio una rayita en las fiestas gordas, después como estaba claro que la controlaba, pues rayitas los Sábados y como estaba clarísimo que estaba todo bajo control pues ¿por qué no comenzar el fin de semana el Jueves y no parar hasta el Lunes? ¿por qué no, si lo tenía todo bajo control? Sara ya no estaba ni estuvo jamás, pero la puta coca no se apartaba de mi ni un instante, la tenía siempre en la cabeza, pero aun así creía que era yo el que la controlaba. Tenía dinero, estaba bien considerado en mi trabajo, era joven, triunfaba Ricardo, triunfaba...vivía a toda leche...pero todo se fue jodiendo y no precisamente poco a poco, no, todo se derrumbó de golpe cuando se mató mi hermano con la moto, entonces ya fue la locura, me metía de todo, me bebía todo y me fumaba todo, estaba loco Richard. Me refugié en esa mierda, me gasté lo mío y lo de mis padres y me habría gastado lo tuyo si me lo hubieses dejado y es por eso por lo que me enfadé contigo, por no querer dejarme los 1000 euros que te pedí aquella Nochevieja.
- Déjalo Cesar, no te tortures, eso ya pasó y ahora estás bien.
- No, no puedo dejarlo, he hecho mucho daño a gentes que me querían mucho y de los que no merezco la ayuda que me han prestado.
- Son tus padres ¿cómo no iban a ayudarte? Te quieren, eres lo único que tienen; os tenían a los dos y en un año casi se quedan sin ninguno ¿crees que lo habrían soportado? No Cesar, tu eras su lucha y al final han ganado. He visto la cara de tu madre al entrar y otra vez tiene la luz de antaño y aunque no he visto a tu padre, si me dices que se ha ido al chino a por comida, quiere decir que vuelve a ser el mismo.
- Si, pero me da pena haberme comportado con ellos como lo he hecho.
- No fuiste tú, sino esa porquería.
- No era yo Ricardo ¿lo sabes, verdad?
De repente y desde la puerta escuchamos a nuestras espaldas.
- Lo sabemos Cesar, lo sabe Ricardo, tu madre y yo...y sobre todo lo sabe también tu hermano que seguro que desde donde esté ha puesto mucho de su parte. Venga, vamos a tomarnos este arrocito y esta ternerita que traigo y ya tendremos tiempo de contarnos de todo ¿no os parece? –nos dijo Andrés, el padre de Cesar-
- Yo ya he cenado, así que ya otro día si eso, pero gracias de todas formas. Me alegra tenerte de vuelta Cesar, pásate por casa y ya verás que niño más guapo tengo ¿a que sí Andrés, díselo tú que no me cree? Bueno, me largo que he venido andando, llámame.
Y allí quedaron los tres, con las caras marcadas por las incertidumbres que su nueva vida les tendía, pero de las cuales bien seguro estoy que saldrán airosos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)